Saliendo de Perote,Ver., por la carretera Xalapa-Puebla, a unos cuantos minutos de recorrido en auto, justo al traspasar el umbral entre los estados de Veracruz y Puebla, y prácticamente a bordo de carretera, encontramos la Laguna de Alchichica.
Hay poco turismo, quizás por la temporada. Aunque de cualquier forma podemos ver un lugar de alquiler de lanchas para pasear y zonas para bañistas.
El paisaje es muy bello, relajante y soleado y, tal vez sea el sol, el mayor impedimento para disfrutar de la orilla del agua, que se mantiene serena, tranquila, inmutable acaso.
Decididamente, las escenas que puede uno encontrar son marinas. Las rocas de sal que asoman a la superficie nos regalan la ilusión de estar a la orilla del mismo océano (¿El Mar de Cortés quizá?). Aunque sólo basta extender la mirada para comprender que el sueño tiene límites. La demarcación del espejo natural, nos regresa a las alturas, a una zona fría, de montaña. Los rebaños que vagan por aquí y por allá, las nopaleras que se extienden hasta la orilla misma del agua y el vigilante Cofre de Perote a la distancia, nos ofrecen la constatación de que, efectivamente, la naturaleza es caprichosa.
¿Un cráter? ¿Un brazo de mar? ¿Quién lo sabe? No encontramos quién pudiera dar explicaciones, pero no importa. Lo importante, es estar ahí, regalarse un alto para nutrir el espíritu, y sentirse parte de la inmensidad.
La Warri ^_~
Hay poco turismo, quizás por la temporada. Aunque de cualquier forma podemos ver un lugar de alquiler de lanchas para pasear y zonas para bañistas.
El paisaje es muy bello, relajante y soleado y, tal vez sea el sol, el mayor impedimento para disfrutar de la orilla del agua, que se mantiene serena, tranquila, inmutable acaso.
Decididamente, las escenas que puede uno encontrar son marinas. Las rocas de sal que asoman a la superficie nos regalan la ilusión de estar a la orilla del mismo océano (¿El Mar de Cortés quizá?). Aunque sólo basta extender la mirada para comprender que el sueño tiene límites. La demarcación del espejo natural, nos regresa a las alturas, a una zona fría, de montaña. Los rebaños que vagan por aquí y por allá, las nopaleras que se extienden hasta la orilla misma del agua y el vigilante Cofre de Perote a la distancia, nos ofrecen la constatación de que, efectivamente, la naturaleza es caprichosa.
¿Un cráter? ¿Un brazo de mar? ¿Quién lo sabe? No encontramos quién pudiera dar explicaciones, pero no importa. Lo importante, es estar ahí, regalarse un alto para nutrir el espíritu, y sentirse parte de la inmensidad.
La Warri ^_~