Este es un libro de los que yo llamo "de cabecera". Y miren que tengo realmente muy pocos =P
Yo no sabía mucho (de hecho, sigo sin saberlo) sobre Concepción Cabrera de Armida; pero comencé a conocerla con la que he dado en llamar su mejor carta de presentación: "Entra en mi corazón". Un libro de oración ante el Santísimo Sacramento (bueno, al menos eso fue para mí una vez que leí el primer párrafo). Este libro lo adquirí por primera vez durante una visita a San Luis Potosí (cuando jamás imaginé que tendría la oportunidad de vivir en esta ciudad) en la librería del Apostolado de la Cruz y me fascinó desde la portada y, después, al hojearlo, ¡terminó por cautivarme a tal punto que pocas veces me separo de él!
Estructurado en 31 capítulos, es ideal para los visitantes asiduos al Santísimo Sacramento (si ya lo son para ofrecerles una visión diferente y fresca, si no lo son para convertirlos en tales).
No conozco otro método mejor para una visita al Santísimo Sacramento: con expresiones sublimes y meditaciones acaso "gráficas"; más vivencias que otra cosa, la autora nos adentra en la conversación con Jesús Eucaristía y nos eleva (de forma tan sencilla y natural que no puede uno evitar reconocer la Gracia Divina en ello) a alturas místicas que, acaso, de otra forma nos parecerían imposibles o irreales.
Aunque estoy bastante habituada a "dejar hacer" al Señor durante mis visitas a su Sagrario. siempre he tenido el deseo de utilizar este libro los 31 días corridos como una guía para la meditación =P; aunque por lo pronto me conformo con leerlo cuando siento la intensa necesidad de un consuelo espiritual. Conchita habla con Jesús como Moisés hablaba con Dios: "como lo hace un hombre con su amigo". Y página tras página Dios se revela como un enamorado del alma, como alguien que suplica, que llama con requiebros y que, al mismo tiempo, exige y da a entender que todo es gracia, que sin Él nada podría una miserable criatura que se empeña vanamente en alcanzar la eternidad.
El título de "Entra en mi Corazón" siempre me ha parecido excelente y una especie de juego de palabras, un claro indicativo de que la comunicación va en dos sentidos; una invitación mutua: del hombre que, movido por la intensa sed de Dios, desea que Jesús viva en su corazón y, de Jesús, que invita al hombre a adentrarse en el fuego de Amor inagotable que guarda en Su corazón. Cada meditación es una experiencia altamente cristificante, un diálogo, un ahondar en la propia miseria y un comprender, rostro en tierra y de rodillas, un poquito de la realidad divina, de la inmensa misericordia de un Dios todopoderoso que no necesita de la miseria de las almas y que, paradójicamente, no puede sentirse pleno sin el amor de todas ellas: porque no admite perder a ninguna.
Es un libro que procuro regalar de cuando en cuando, en especial a amistades que pertenecen a las vocaciones religiosas y sacerdotales y también a laicos comprometidos.
La Warri ^_~