2010-04-20

El Meco

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Salimos temprano del hotel, allá en el municipio de El Naranjo, S.L.P. y nos encaminamos hacia el primer objetivo de nuestra ruta: El Salto y El Meco. Elegí comenzar por aquí debido a la distancia: son los puntos más retirados del itinerario y el resto nos quedan en el camino de regreso mientras que para ir a estos debemos emprenderla por una ruta diferente.

Tomamos la carretera y, después de unos quince minutos nos topamos con una encrucijada dudosa, acudimos a preguntar a una casa de los alrededores; pero no saben darnos razón. Es divertido, pero tal parece que los locales ni siquiera saben dónde se localizan los principales atractivos turísticos de la región; o tal vez es sólo que no desean dar información a extraños, lo cual no sería raro.

Después de emprenderla por una brecha, tenemos éxito y alguien nos indica que vamos en la ruta equivocada; así que nos regresamos y retomamos la otra carretera. Después de varios sembradíos nos topamos con una entrada enmarcada por una reja que resultan ser unas instalaciones de la CFE, allí preguntamos y nos comunican que "El Salto" es una cascada de temporada de lluvias y que, como no ha llovido, pues ¡no hay cascada! jejeje.

Un tanto decepcionados, nos regresamos, y, como anteriormente, en nuestro camino hacia arriba habíamos atisbado el intenso color azul verdoso del agua del río que corre paralelo a la carretera, decidimos orillarnos para poder apreciarlo mejor, ya que hay demasiados plantíos que impiden verlo desde la carretera.

Corremos con suerte, y descubrimos una entrada hasta la orilla misma del río, al parecer es una propiedad privada, pero se aprecia que la han acondicionado para poder accesar a nadar: hay varias bancas construidas con troncos y el suelo aparece libre de hojarasca, todo indica que el sitio recibe visitantes con frecuencia. Aún así, es difícil descender por entre los árboles, cuesta abajo, por una empinada ladera marcada por piedras que amenazan con desprenderse a la menor provocación; sin embargo, pronto llego hasta abajo, pues soy la única que ha decidido emprender el camino, los demás optan por permanecer en la carretera, disfrutando desde lo lejos el paisaje.

Así, la primera impresión que tengo del lugar, una especie de poza profunda que forma el río, es esta:

Lo primero que noto es que mi sospecha de que el río corre "escalonado" en su camino hasta abajo es cierta, ya que a unos cuantos metros de ahí descubro unas pequeñas cascadas, no indicadas en el mapa turístico, por supuesto. El lugar me parece mágico, así de simple y comienzo a tomar todas las fotografías posibles, y es que, ningún ángulo de esta belleza perdida en medio de la nada es ingrato.

Tan pronto como los ángulos se me agotan me descubro insatisfecha: a lo lejos las pequeñas cascadas me hacen un guiño; aunque no soy valiente por naturaleza, y tampoco sé nadar, no puedo resistir enfilarme en ese rumbo, máxime que ahora mi padre se ha unido a la aventura y desea que las miremos más de cerca; así que emprendemos la marcha, entre matorrales y rocas caprichosas, río arriba, hasta donde podamos llegar. Es la primera vez que veo una fila de hormigas tan enormes; pero ni eso consigue detenerme, no cuando el sonido del agua es cada vez más claro y arrullador. La recompensa no demora y ahora estamos prácticamente rodeados por las caídas de agua:

Regresamos, totalmente empolvados; pero con el espíritu limpio; y proseguimos nuestro camino hacia abajo, de regreso al poblado y poniendo atención para localizar el mirador conocido como "El Meco"; pronto encontramos la caprichosa curva del camino donde se encuentra la bardita y el restaurante que son la única señal para ubicarlo. No obstante la visión de ensueño, me descubro inquieta: el anterior paseo ha sembrado en mí el espíritu explorador, así que me dirijo carretera arriba, algunos doscientos metros, e intento accesar a la parte superior, desde donde cae la cascada más impresionante del rumbo. No es complicado: porque existen senderos marcados, tal vez por turistas igualmente curiosos que yo; así que tomo el primero de ellos, localizado en el punto más alejado que pude encontrar y desciendo hasta la orilla misma del agua, para tomar la siguiente fotografía:

Esta sola imagen, a mi gusto, vale el recorrido entero y todos los trabajos.

Duro apenas un par de minutos en ese punto y asciendo nuevamente a la carretera para tomar el siguiente sendero que he visto marcado, bastante más cerca de la caída; ése es un poco más amable y me conduce hasta la orilla misma del agua, a lo lejos puedo distinguir una nueva serie de cascadas pequeñas, tal parece que eso es una constante en la trayectoria del río; es una delicia ver cómo los árboles emergen del agua, y también cómo se puede apreciar el fondo mismo de las pozas, debido a la transparencia; el sonido de las suaves olas estrellándose contra los carrizos es una melodía que sumerge en el ensueño, sin querer recuerdo los 'palos de lluvia' fabricados en las regiones totonacas: ¡Esto es sublime!

No me doy por vencida y decido intentar el máximo acercamiento: llegar apenas a unos metros de donde comienza a precipitarse el agua hasta un profundo barranco; así que desciendo por el último sendero avistado; faltan pocos metros para la orilla y los estanques ya no son apacibles, sino que puede observarse el agua correr con fuerza; el fragor del agua comienza a resonar en mis oídos:

Satisfecha y no (porque sólo conseguí fotografías desde una orilla porque es imposible cruzar hasta la otra) regreso al punto turístico: el mirador de El Meco; no puedo negar que la visión es espectacular:

La caída de agua es impresionante y me sorprende descubrir una flor de Chanacol, como la llamamos por acá en la Huasteca, aferrada a la ladera; también le dicen "flor de comanche". Este es un ejemplar precioso en color blanco. Vale la pena cultivar un árbol de estos tan sólo para contemplar las flores en primavera. Abajo, el agua corre a toda prisa, dejando una sensación de paz...

Ha sido un buen inicio de recorrido por la Huasteca Secreta...¿No lo creen?



La Warri ^_~

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