Hoy la Iglesia Católica celebra el segundo Domingo de Pascua, conocido también, a partir del año 2000 como el Domingo de la Divina Misericordia, gracias a la aparición de nuestro Señor Jesucristo a una religiosa polaca llamada Faustina Kowalska.
Entre las muchas cosas que nuestro Señor dijo a Santa Faustina es que este día es muy especial, y se otorgan gracias inimaginables a quien celebre la Fiesta de la Divina Misericordia y acepte vivir bajo los rayos de gracia y amor que brotaron del Corazón de Jesús en la Cruz. Se concede el perdón total de todas las culpas y penas a quien reciba en este día los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.
Para Faustina, la Divina Misericordia es el mayor atributo de Dios. Jesús le dijo que muchas almas creen en Su justicia, pero que muy pocas creen en Su bondad e invita a confiar plenamente en Su Amor, que es infinito.
Guiada por su Director Espiritual, Faustina escribió un Diario de alrededor de seiscientas páginas (originalmente seis cuadernos), donde relata sus visiones y experiencias espirituales. El Diario, a mi parecer, es el preciado testimonio de una continua vida de oración y penitencia que refleja la sencillez del alma de esta hija de Polonia. En él aparecen directrices tan sólidas, que fueron lo suficientemente notables para que ella fuera declarada Apóstol de la Divina Misericordia (también habemos quienes opinamos -quizá demasiado ingenuamente- que ese sólo documento es un tratado teológico de gran valor que coloca a su autora al par de los doctores de la Iglesia).
En base a la visión de Santa Faustina, ha surgido una devoción a la Misericordia Divina ampliamente conocida en la actualidad; esta devoción, según el análisis de un respetado teólogo, tiene cinco aspectos centrales:
-La Imagen de la Divina Misericordia-La Fiesta de la Misericordia (preparada y precedida por la Novena a la Divina Misericordia)
-La Coronilla a la Divina Misericordia-La Hora de la Misericordia
-La propagación de la Devoción a la Divina Misericordia.
A mí, en lo personal, desde la primera vez que leí el Diario, entre tantos otros me impactó sobremanera el siguiente párrafo, y más de diez años después, lo sigo considerando la síntesis perfecta de la devoción a la Divina Misericordia:
Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo:
la primera - la acción,
la segunda - la palabra,la tercera - la oración.
En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia (Diario, 742).
En lo personal, considero que esta devoción, al estar centrada en La Pasión de Jesús, es profundamente eucarística y creo que pone de manifiesto, como ninguna otra, la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. Creo también que su tema central: La Misericordia de Dios, es lo más relevante que pudo ocurrir en nuestros tiempos: creo que puedo decir que habemos demasiadas personas hartas de que nos muestren un Dios exigente y castigador, que se nos atiborre de exigencias insensatas y que, a través del severo juicio de otros, se nos haga pensar que no existe posibilidad de perdón. Desde el principio, el anuncio del Evangelio, era proclamar la buena nueva, la liberación, el amor infinito del Padre que nos espera con los brazos abiertos de regreso en casa, imagen que fue sustituida (y de qué manera) por la del Padre enfurecido que espera con una lista de pecados para realizar un ajuste de cuentas.
La Divina Misericordia, como bien dice en el Diario, es la última tabla de salvación. La proclama de que Dios espera que ningún pecador tenga miedo de ir hacia él y que no existe límite para el perdón es un anuncio sorprendente y esperanzador en cualquier tiempo.
Jesús en persona nos invita a confiar, a confiar siempre. Nos repite una y otra vez No tengan miedo. Santa Faustina Kowalska llegó a escribir, en una de las frases más bellas que aparecen en su Diario, una especie de profecía: Almas que dudan, les descorreré las cortinas del cielo, para convencerlas de la bondad de Dios. No debemos dudar. Hoy, como en cada día de la historia humana, pareciera ser que la única esperanza es repetir incesantemente:
La Warri ^_~
Entre las muchas cosas que nuestro Señor dijo a Santa Faustina es que este día es muy especial, y se otorgan gracias inimaginables a quien celebre la Fiesta de la Divina Misericordia y acepte vivir bajo los rayos de gracia y amor que brotaron del Corazón de Jesús en la Cruz. Se concede el perdón total de todas las culpas y penas a quien reciba en este día los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.
Para Faustina, la Divina Misericordia es el mayor atributo de Dios. Jesús le dijo que muchas almas creen en Su justicia, pero que muy pocas creen en Su bondad e invita a confiar plenamente en Su Amor, que es infinito.
Guiada por su Director Espiritual, Faustina escribió un Diario de alrededor de seiscientas páginas (originalmente seis cuadernos), donde relata sus visiones y experiencias espirituales. El Diario, a mi parecer, es el preciado testimonio de una continua vida de oración y penitencia que refleja la sencillez del alma de esta hija de Polonia. En él aparecen directrices tan sólidas, que fueron lo suficientemente notables para que ella fuera declarada Apóstol de la Divina Misericordia (también habemos quienes opinamos -quizá demasiado ingenuamente- que ese sólo documento es un tratado teológico de gran valor que coloca a su autora al par de los doctores de la Iglesia).
En base a la visión de Santa Faustina, ha surgido una devoción a la Misericordia Divina ampliamente conocida en la actualidad; esta devoción, según el análisis de un respetado teólogo, tiene cinco aspectos centrales:
-La Imagen de la Divina Misericordia-La Fiesta de la Misericordia (preparada y precedida por la Novena a la Divina Misericordia)
-La Coronilla a la Divina Misericordia-La Hora de la Misericordia
-La propagación de la Devoción a la Divina Misericordia.
A mí, en lo personal, desde la primera vez que leí el Diario, entre tantos otros me impactó sobremanera el siguiente párrafo, y más de diez años después, lo sigo considerando la síntesis perfecta de la devoción a la Divina Misericordia:
Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo:
la primera - la acción,
la segunda - la palabra,la tercera - la oración.
En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia (Diario, 742).
En lo personal, considero que esta devoción, al estar centrada en La Pasión de Jesús, es profundamente eucarística y creo que pone de manifiesto, como ninguna otra, la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. Creo también que su tema central: La Misericordia de Dios, es lo más relevante que pudo ocurrir en nuestros tiempos: creo que puedo decir que habemos demasiadas personas hartas de que nos muestren un Dios exigente y castigador, que se nos atiborre de exigencias insensatas y que, a través del severo juicio de otros, se nos haga pensar que no existe posibilidad de perdón. Desde el principio, el anuncio del Evangelio, era proclamar la buena nueva, la liberación, el amor infinito del Padre que nos espera con los brazos abiertos de regreso en casa, imagen que fue sustituida (y de qué manera) por la del Padre enfurecido que espera con una lista de pecados para realizar un ajuste de cuentas.
La Divina Misericordia, como bien dice en el Diario, es la última tabla de salvación. La proclama de que Dios espera que ningún pecador tenga miedo de ir hacia él y que no existe límite para el perdón es un anuncio sorprendente y esperanzador en cualquier tiempo.
Jesús en persona nos invita a confiar, a confiar siempre. Nos repite una y otra vez No tengan miedo. Santa Faustina Kowalska llegó a escribir, en una de las frases más bellas que aparecen en su Diario, una especie de profecía: Almas que dudan, les descorreré las cortinas del cielo, para convencerlas de la bondad de Dios. No debemos dudar. Hoy, como en cada día de la historia humana, pareciera ser que la única esperanza es repetir incesantemente:
Jesús, en tí confío
La Warri ^_~