Miro al cielo
y desde ahí,
la luz que desciende
ilumina el recuerdo de cuanto alguna vez fui.
El resplandor inextinguible del sol continúa brillando
trayendo consigo innumerables memorias del ayer
y también el mañana que he dejado de esperar.
El susurro del viento que avanza por entre desnudas montañas
se transforma en el vestigio último
de la vida que huye hacia sitios mejores.
He partido,
pero continúo aquí,
a la espera de cada amanecer.
Aguardando el instante
en que el día gana la batalla a la noche
y vence a las estrellas.
Permanezco aquí: en perfecta quietud,
entre esperanza y desaliento;
mientras colecciono lágrimas y risas
que brotan de los corazones.
La luz baña la cruz,
arrancando efímeros resplandores de eternidad.
Y, silenciosas,
las nubes pasan...
LUGAR:Panteón municipal de Real de Catorce, S. L. P.