Cierto día del año 2006, transitando por la carretera de Ríoverde a Valles, en el estado de San Luis Potosí, un poco más allá de la mitad de la ruta, se encuentra una desviación que dice "Tamasopo"; después de pasar varias ocasiones por ahí, resolvimos, en un impulso, ir a conocer al fin las famosas cascadas de las que nos habían hablado varias personas.
Sin más, enfilamos la camioneta hacia la carretera secundaria que conduce al pueblo. Al llegar a éste nos topamos con un mapa turístico que no entendimos muy bien así que preguntamos a alguien que pasaba por ahí y fue así como nos enteramos de que había que pasar el pueblo para encontrar el balneario donde se localizaban las cascadas.
Al fin llegamos. Un sitio bastante sencillo, donde nos dijeron que la entrada costaba veinte pesos por persona, por día y que si se quedaba uno a acampar eran 50 pesos con todo y la noche; a mi me resultó una novedad eso de la acampada, porque no había escuchado de eso en mis rumbos huastecos. Me recuerdo haber pensado, pues ya las vimos, mejor no pagamos y nos vamos ¿no? y es que las cascadas estaban a la vista y no eran tan espectaculares como me las había imaginado, lo confieso (si: andaba en mal plan XD):
En fin que como íbamos de paso, simplemente pagamos la entrada para ir a conocer el lugar, ya que ni siquiera teníamos tiempo de un chapuzón. Así las cosas, enfilamos por la ruta establecida, alejándonos del estacionamiento para cruzar por un pequeño puente hacia la zona de bañistas. Aunque la corriente lucía tranquila, pude notar al acercarme que era bastante poderosa:
Luego, siguiendo a un grupo de tres personas comenzamos a ascender por el costado izquierdo de las cascadas, siguiendo un sendero que cruzaba un pequeño túnel natural; confieso que yo no estaba muy emocionada que digamos por la visita, las cascadas no me habían parecido nada del otro mundo; pero en cuanto terminamos de cruzar por el tunelito un escenario mágico me cortó la respiración:
Tan pronto ascendimos nos topamos con varias pozas naturales que contenían agua sumamente transparente, además, todo estaba rodeado por naturaleza en su más pura expresión, era como un sitio encantado, de ensueño, lleno de una energía muy especial, de una paz tremendamente profunda, de una luz difícil de describir. Noté que todas las pozas eran áreas de bañistas, lo cual me asombró porque ni de lejos hubiera pensado que se permitiera gozar de un sitio así, sin mayor problema.
Inmediatamente antes de precipitarse, el río fluía caprichosamente, ensanchándose y profundizándose a voluntad, formando pozas y corrientes que ofrecían un espectáculo inmejorable para la vista y el espíritu. El sonido arrullante del agua por entre las rocas y la vegetación es algo muy difícil de olvidar. Luego, alejándose un poco de las pozas, el sendero para turistas continúa su avance, revelando un río que se adentra entre la vegetación, corriendo entre árboles y matorrales y formando pequeñas cascadas que nunca acaban de llenar los estanques naturales:
Uno se da cuenta pronto de que no puede apartar la vista, y de que también es necesario continuar avanzando por el sendero, a la espera de la siguiente sorpresa, que no tarda en llegar. El sendero culmina en una zona de cabañas que se alquilan a turistas, localizada justo frente a un remanso del río:
Llega la hora del regreso, y entonces uno descubre que el sendero se dirige hacia el lado opuesto y que la bajada también está llena de interesantes imágenes, porque las cascadas principales no son las únicas, y quizá, tampoco sean las más hermosas...
Las áreas de nado que se forman a partir de la caída del agua son bastante extensas, y supongo que, en temporada alta, están a reventar de turistas; aunque en este día lucían solitarias por completo:
Luego de dejar la parte superior, continuamos recorriendo el balneario, y pude notar que al extremo opuesto de las cascadas el río continúa fluyendo y es bastante amplio, por lo que ahí también se permite nadar, el paisaje es inmejorable y bastante original y el aire exótico únicamente es atenuado por algún detalle práctico tan básico como un bote de basura y una cuerda para demarcar el límite hasta donde pueden traspasar los bañistas:
Finalmente, concluida la breve visita, sólo pude decir que cambié de opinión y que, en realidad, una de las cascadas principales, fue lo suficientemente hermosa para dejar de quejarme:
¡Ya no me quería ir! =P
La Warri ^_~
Sin más, enfilamos la camioneta hacia la carretera secundaria que conduce al pueblo. Al llegar a éste nos topamos con un mapa turístico que no entendimos muy bien así que preguntamos a alguien que pasaba por ahí y fue así como nos enteramos de que había que pasar el pueblo para encontrar el balneario donde se localizaban las cascadas.
Al fin llegamos. Un sitio bastante sencillo, donde nos dijeron que la entrada costaba veinte pesos por persona, por día y que si se quedaba uno a acampar eran 50 pesos con todo y la noche; a mi me resultó una novedad eso de la acampada, porque no había escuchado de eso en mis rumbos huastecos. Me recuerdo haber pensado, pues ya las vimos, mejor no pagamos y nos vamos ¿no? y es que las cascadas estaban a la vista y no eran tan espectaculares como me las había imaginado, lo confieso (si: andaba en mal plan XD):
En fin que como íbamos de paso, simplemente pagamos la entrada para ir a conocer el lugar, ya que ni siquiera teníamos tiempo de un chapuzón. Así las cosas, enfilamos por la ruta establecida, alejándonos del estacionamiento para cruzar por un pequeño puente hacia la zona de bañistas. Aunque la corriente lucía tranquila, pude notar al acercarme que era bastante poderosa:
Luego, siguiendo a un grupo de tres personas comenzamos a ascender por el costado izquierdo de las cascadas, siguiendo un sendero que cruzaba un pequeño túnel natural; confieso que yo no estaba muy emocionada que digamos por la visita, las cascadas no me habían parecido nada del otro mundo; pero en cuanto terminamos de cruzar por el tunelito un escenario mágico me cortó la respiración:
Tan pronto ascendimos nos topamos con varias pozas naturales que contenían agua sumamente transparente, además, todo estaba rodeado por naturaleza en su más pura expresión, era como un sitio encantado, de ensueño, lleno de una energía muy especial, de una paz tremendamente profunda, de una luz difícil de describir. Noté que todas las pozas eran áreas de bañistas, lo cual me asombró porque ni de lejos hubiera pensado que se permitiera gozar de un sitio así, sin mayor problema.
Inmediatamente antes de precipitarse, el río fluía caprichosamente, ensanchándose y profundizándose a voluntad, formando pozas y corrientes que ofrecían un espectáculo inmejorable para la vista y el espíritu. El sonido arrullante del agua por entre las rocas y la vegetación es algo muy difícil de olvidar. Luego, alejándose un poco de las pozas, el sendero para turistas continúa su avance, revelando un río que se adentra entre la vegetación, corriendo entre árboles y matorrales y formando pequeñas cascadas que nunca acaban de llenar los estanques naturales:
Uno se da cuenta pronto de que no puede apartar la vista, y de que también es necesario continuar avanzando por el sendero, a la espera de la siguiente sorpresa, que no tarda en llegar. El sendero culmina en una zona de cabañas que se alquilan a turistas, localizada justo frente a un remanso del río:
Llega la hora del regreso, y entonces uno descubre que el sendero se dirige hacia el lado opuesto y que la bajada también está llena de interesantes imágenes, porque las cascadas principales no son las únicas, y quizá, tampoco sean las más hermosas...
Esta -ver arriba- es, con mucho, la toma más espectacular que he conseguido de una cascada, supongo. Prácticamente estuve al pie de ella, arriesgando el pellejo y a punto de perder el equilibrio. ¡Pero valió la pena! Creo que la imagen no perdió nada del movimiento, ni de la luz original: salió tal cual la ví ^^
Las áreas de nado que se forman a partir de la caída del agua son bastante extensas, y supongo que, en temporada alta, están a reventar de turistas; aunque en este día lucían solitarias por completo:
Luego de dejar la parte superior, continuamos recorriendo el balneario, y pude notar que al extremo opuesto de las cascadas el río continúa fluyendo y es bastante amplio, por lo que ahí también se permite nadar, el paisaje es inmejorable y bastante original y el aire exótico únicamente es atenuado por algún detalle práctico tan básico como un bote de basura y una cuerda para demarcar el límite hasta donde pueden traspasar los bañistas:
Finalmente, concluida la breve visita, sólo pude decir que cambié de opinión y que, en realidad, una de las cascadas principales, fue lo suficientemente hermosa para dejar de quejarme:
¡Ya no me quería ir! =P
La Warri ^_~