2009-11-10

El Comal...

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Warrior (Cantando al más puro estilo de Galilea Montijo*) "Y el comal le dijo a la olla, ¡Oye olla! ¡Oye olla!..."

Lo cierto es que no podía dejar de inaugurar esta sección con uno de mis alimentos favoritos que, por cierto, también es la base de la alimentación mexicana:

¡¡La tortilla!!

De Hong Kong a New York, pasando por Madrid y Moscú, desde la Patagonia hasta Nueva Zelanda, es lo que un mexicano recién aterrizado en el Aeropuerto Internacional buscará, como ansiada compensación a su abstinencia culinaria. No importa el tiempo pasado fuera: cuando no hay tortillas, se hace eterno. ¡Dios bendiga la exportación y la importación! que nos permiten mantener contacto con lo que nuestras tripas desean ardientemente; aunque en nada remedien la nostalgia y el sabor no sea el mismo.

'Calientes' (o recién hechas manualmente) son las más sabrosas: esponjaditas, con sabor a humo, y so riesgo de perder el pico en el intento, lo cierto es que nadie puede resistirse a un manjar así (creo que ni las aspirantes a divas que cuentan cada caloría y cada gramo). A más de uno (Warrior levanta la mano mientras se le escurre la baba) mantienen al pie del comal, soportando las inclemencias del fuego bravo y los varazos de la torteadora en turno que, cual guardiana del Sumo Pontífice, quiere a todos "lejecitos", porque "así no se inflan".

Y es que hay de técnicas a técnicas: el más versado sostiene que las verdaderas tortillas "hechas a mano" se realizan prácticamente dándole forma al testal (la bolita de masa) únicamente con las palmas de las manos, sin utilizar ningún otro punto de apoyo, ni siquiera el consabido "nailito", para evitar que la masa se pegue; otros defienden a capa y espada la necesidad de pulirlas utilizando la mesa y un pedazo de bolsa ("el nailito", término coloquial derivado de la palabra "nylon" como se suele llamar al material del que están hechas las bolsas comúnes); los más prácticos, aunque aferrados a la tradición prefieren elaborarlas con "torteadora", una maquinita manual fabricada de aluminio o madera, que prensa la esferita de masa hasta darle su habitual forma redonda, sin mayores molestias.

Sin embargo, la modernidad, las prisas y también la flojera (Warrior levanta la mano otra vez) ha llegado hasta este privilegiado integrante de la gastronomía mexicana, y ahora las tenemos "de máquina" elaboradas en la "tortillería" mediante un mecanismo de producción en serie donde un kilo de estos chismes se produce en poco más de un minuto y no en más de diez. Por último, también aparecen en las estanterías de los supermercados, entre el pan de caja y las botanas, debidamente empacadas, resultado de todo un proceso industrial, y suelen ser el último recurso para los más exigentes; aunque, cuando uno se encuentra lejos de México, se convierten en el tesoro a encontrar.

Aún así, las raíces se resisten a morir y la mercadotecnia, confabulada con el eco-turismo, también ha alcanzado a esta delicia, porque, mientras haya panzas dispuestas y sin importar el aumento a nuestro nivel calórico y el baje a nuestro bolsillo, tenderemos a seguir el camino de los anuncios de aquellos puestos de comida que añaden: "tortillas hechas a mano" y completan (bajo su propio riesgo): "todas las que quiera".

¿Qué más puede pedir un mexicano?



*Nota: Galilea Montijo© es una conductora y actriz mexicana reconocida nacionalmente por autopromover su pésima afinación vocal =P situación real o fingida lo cierto es que creo que no ha mejorado con el tiempo jiji. ¡Anyway! Canto peor que ella...

La foto pertenece a mi colección privada y fue tomada en el merendero "Las Hamacas" Km 5. Carr. Poza Rica-Tihuatlán.

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