El mismo cielo, un panorama distinto.

Lejos de Fidel y las tortas de vena y cerca de Marcelo y las hamburgesas de rancho (léase gorditas de horno ya sea con queso, picadillo, carne deshebrada, rajas, y etc). El día de ayer la jornada transcurrió sin incidentes. Almuerzo delicioso (Consomé de borrego y taquitos de barbacoa del mismo chunche en Tantoyuca, Ver.). Una atragantada de chucherías que casi me provoca un paro cardíaco y un colapso a mi bolsillo (¡¡¿Pueden creer que en Cd. Valles unas miserables papas fritas -de reconocida marca que 'no puedes comer sólo una'- me costaron 26 pesos?!!!). Un par de antojos (tamalitos y arroz con leche comprados en una fondita de Cd. Rayón). Y ¡Al fin! ¡San Luis Potosí! ¡De vuelta al tráfico de "los puentes" y a la bella y sin igual col. Progreso. (bueno, eso dice nuestro amado Arzobispo. Mons. Dn. Luis Morales Reyes; porque los diarios locales la llaman, bondadosamente "problemática Col. Progreso")

Sé lo que están pensando: ¿Es que acaso Warrior nada más piensa en comida? XDDDDD

Bueno, aquí les dejo un par de imágenes que conseguí a toda prisa mientras atravesaba un par de estados a más de 100km/h =P (no le digan al Federal de Caminos porque capaz que me envía una lista de infracciones acumuladas =P ¡juas!)



Aquí un vistazo al cielo jarocho que dejé atrás. La huasteca veracruzana bajo el espléndido sol y sin trazas de otoño =P



Aquí el consabido mapa turístico de la Huasteca Potosina, mismo que me trajo nostálgicos recuerdos de la región. ¡Ah! ¡Es bueno estar de vuelta! aunque sea por unos minutos. Más allá de mi ruta quedan las cascadas, los manatiales, las montañas; algún día podré conocerlas todas con tranquilidad. Espero.



Aquí un panorama de la Supercarretera de Río Verde. A una escasa hora del destino final.

San Luis Potosí. Ciudad de más de cuatro siglos de antigüedad. Ciudad de fe y de cultura, de modernidad y tradición conjugadas. ¿Y ahora? ¿Qué me depararás?

Serán unos poquitísimos días y estaré ocupada con diversas cosas; aún así, espero poder escribir al menos cada tercer día -lo malo de tener que ir al ciber acá-.

San Luis Potosí. Donde mi quehacer pastoral se modifica y el anonimato me saluda; aquí prevalece el deber de la oración silenciosa e incesante, y los reflectores se opacan; aquí, aquí la promesa del "desierto" se convierte en realidad. Tiempo para reflexionar, para hacer altos en el camino, para delimitar nuevas direcciones y ensanchar horizontes. Y luego... de regreso a la actividad incesante.

En fin: será como Dios lo quiera.

Saludos y ¡Nos leemos!